Grecia expirando sobre las ruinas de Mesolongui, Eugéne Delacroix, 1826. Museo de Bellas Artes de Burdeos. |
Durante la guerra de independencia de Grecia contra el imperio otomano, Mesolongui fue un importante nudo estratégico. En la ciudad se habían refugiado varios grupos de supervivientes de los combates contra los turcos y se convirtió en el símbolo de la resistencia. Asediada un par de veces, recibe al poeta inglés Lord Byron, ferviente defensor de la causa griega. Tras su muerte de una meningitis, la ciudad sufre otro asedio y es reducida por el hambre sufriendo una derrota total. La derrota militar se convirtió en victoria ideal al ganar la simpatía de toda la opinión europea.
El romanticismo convierte la historia contemporánea en obra de arte. Así lo hace Delacroix con esta figura alegórica de Grecia representada como mujer vestida con traje tradicional y ademán suplicante. La única señal de la tragedia es la mano que asoma de entre los escombros. Detrás de la mujer aparece la figura de un guerrero turco con turbante y planta orgullosa indicando la sumisión a la que es sometida Grecia.
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