A pesar de que la Guerra Fría estaba cambiando, aún existía un peligro real de guerra. Así lo demostró la Crisis de los misiles de Cuba (1961-62), probablemente la crisis más peligrosa de toda la Guerra Fría.
Tradicionalmente toda América Latina pertenecía al bloque de EEUU. EEUU, a pesar de ser una democracia, apoyaba a las dictaduras y regímenes autoritarios de América Latina siempre que fueran anticomunistas y defendieran los intereses económicos de EEUU en la zona. Todo ello provocaba la aparición de movimientos de protesta contrarios a los gobiernos dictatoriales y guerrillas en dichos países. Dichos movimientos revolucionarios, aunque no fueran comunistas, veían con antipatía a EEUU y pensaban que podían recibir ayuda de la URSS. Este fue el caso de Cuba.
En 1958 surgió un movimiento guerrillero contra Batista que estaba liderado por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara. La guerrilla de Fidel Castro consiguió expulsar a Batista en 1959.
Aunque el régimen cubano de Fidel Castro no era oficialmente comunista, era claramente hostil a EEUU, y se unió al Bloque de la URSS. Por ello, y por la cercanía de Cuba, Kennedy apoyó un intento de contragolpe de los exiliados cubanos contrarios a Castro. Este ataque, sin embargo, fracasó (Desembarco de Bahía de Cochinos, 1961).
La agresión de EEUU convenció a Castro para que permitiera a los rusos instalar misiles con cabezas nucleares en Cuba, lo cual ponía al alcance de las armas nucleares soviéticas una parte del territorio norteamericano (1962). Los aviones-espía norteamericanos descubrieron las rampas de lanzamiento de los misiles en Cuba y decidieron bloquear la isla e impedir que entraran más barcos rusos en ella. Durante unos días el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear entre las superpotencias, pues se preguntaban qué ocurriría si algún barco ruso burlaba el bloqueo y era hundido por los norteamericanos.
Entretanto, y en secreto, Kennedy y Kruschev negociaban llegando al acuerdo de que a cambio de la retirada de los misiles de Cuba, EEUU debía retirar los suyos de Turquía y comprometerse a no volver a atacar al régimen de Castro. EEUU cumplió la promesa pero continuó bloqueando y boicoteando económicamente a Cuba hasta la actualidad.
Curiosamente, la consecuencia directa de la Crisis de los Misiles de Cuba fue la Distensión. El peligro de guerra nuclear había estado tan cerca, y los gastos militares habían crecido tanto que las superpotencias se plantearon la necesidad de desarme. El problema del desarme es que la desconfianza continuaba durante los años 60, por tanto, cada paso del desarme tenía que producirse previo acuerdo entre las superpotencias, y debía ser controlado por la ONU.
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