Joven con mantilla y abanico en los jardines del Alcázar. Escuela española del siglo XIX. Grabado coloreado |
Abanicos
Las liberalas, que así les decían los policías de Cádiz, conspiraban en clave.
De sus abuelas andaluzas habían aprendido el lenguaje secreto del abanico, que lo mismo servía para desobedecer al marido o al rey: esos lentos despliegues y súbitos repliegues, esas ondulaciones, esos aleteos.
Si las damas se quitaban el pelo de la frente con el abanico cerrado, decían: No me olvides.
Si escondían los ojos detrás del abanico abierto: Te amo.
Si desplegaban el abanico sobre los labios: Bésame.
Si apoyaban los labios sobre el abanico cerrado: No me fío.
Si con un dedo rozaban las varillas: Tenemos que hablar.
Si abanicándose se asomaban al balcón: Nos vemos afuera.
Si cerraban el abanico al entrar: Hoy no puedo salir.
Si se abanicaban con la mano izquierda: No creas en ésa.
"Los libertadores", Alfredo Zalce, 1962 ,obra mural de 250men el Palacio del Gobierno en Morélia, Michoacán |
La independencia que no fue
Así acabaron sus días los héroes de la emancipación latinoamericana.
Fusilados: Miguel Hidalgo, José Maria Morales, José Miguel Carrera y Francisco de Morazán.
Asesinados: Antonio José de Sucre.
Ahorcado y descuartizado: Tiradentes.
Exiliados: José Artigas, José de San Martín, Andrés de Santa Cruz, y Ramón Betances.
Encarcelados: Toussait L'Ouverture y Juan José Castelli.
José Martí cayó en la batalla.
Simón Bolívar murió en soledad.
El 10 de agosto de 1809, mientras la cuidad de Quito celebraba la liberación, alguna mano anónima había escrito en un muro:
Ultimo dia de despotismo
y el primero de lo mismo.
Dos años después, Antonio Nariño comprobó en Bogotá:
-Hemos mudado de amos.
GALEANO, Eduarco Espejos, 2008
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