lunes, 29 de octubre de 2012

Teorías de Robert Malthus y Jonathan Swift

Robert Malthus observa al inicio del capítulo 7 de su “Ensayo General sobre la Población” (1798) que en algunos estados alemanes y en la propia Inglaterra se está produciendo un importante aumento de población a pesar de que continúan las mortalidades catastróficas (o incluso como respuesta a ellas). Una natalidad cada vez más elevada está produciendo, en palabras de este clérigo escocés, “un crecimiento de la población a un ritmo tal vez excesivo para estos Estados tan viejos”. Esta observación puede coincidir con lo que los historiadores han denominado “la Revolución demográfica” o el “inicio de la transición al ciclo demográfico moderno”, caracterizado por un descenso continuo de la mortalidad general y el mantenimiento de unas elevadas tasas de natalidad, lo que provoca un estable y poderoso crecimiento vegetativo.
Malthus plantea ante este crecimiento su conocida tesis: el aumento de población crece a un ritmo muy superior al de la producción de las subsistencias, lo que implica que una mortalidad catastrófica cortará de raíz este crecimiento “sobrante”. 


Aunque es un texto de 1729, podemos entender un panfleto del irlandés Jonathan Swift (1667-1745) llamado “Una modesta proposición” como una alternativa satírica al Ensayo que Malthus escribirá varias décadas después. 
Swift es conocido por los famosos “Viajes de Gulliver”, su obra maestra que, no obstante, ha sido bastante incomprendida. 
En “Una modesta proposición para evitar que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o su país, y para hacerlos útiles al público” Swift denuncia, a través de la sátira, el desequilibrio social tan grande que se produce en su país, especialmente la pobreza de las clases campesinas y su explotación por el estado británico y los terratenientes locales: ¿ por qué evitar, como defenderá más adelante Malthus, que aquellos que no puedan mantener a sus hijos queden obligatoriamente solteros?
La solución es que los pobres vendan esos hijos “sobrantes” para que las clases más pudientes puedan comérselos, porque ,”me ha asegurado un joven americano muy entendido que conozco en Londres, que un tierno niño saludable y bien criado constituye, al año de edad, el alimento más delicioso, nutritivo y sano, ya sea estofado, asado, al horno o hervido; y yo no dudo que servirá igualmente en un fricasé o en un guisado”.
Las ventajas serán numerosas: se reducirá el número de “papistas” (Irlanda es mayoritariamente católica frente a la protestante metrópoli británica, protestante), los pobres tendrán por fin algo de valor que se les pueda embargar, el comercio aumentará - y será con productos locales- , la gente consumirá más en las tabernas, habrá más matrimonios, sólo habrá que cuidar a los hijos un año, no se pegará a las mujeres a las que habrá que cuidar “tanto como atienden ahora a sus yeguas, sus vacas o sus marranas cuando están por parir, y no las amenazarían con golpearlas o patearlas (como tan frecuentemente hacen) por temor a un aborto”, mejorará la gastronomía local...
Y los terrateniente irlandeses, "que como ya han devorado a la mayoría de los padres, parecen acreditar los mejores títulos sobre los hijos" , encantados sin duda de la novedad.

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