La barricada de la calle Mortelleire, Ernest Meissonier, 1850 Louvre. |
La ola revolucionaria de 1848 que recorrió muchos países europeos, Francia, Polonia, Dinamarca, Hungría y otros, hundía sus raíces en una crisis política, económica y social que afectaba a toda Europa. La segunda mitad de los años cuarenta se caracterizó por una profunda recesión económica, acompañada de una fuerte subida de precios de los alimentos, e incluso, hambruna. Esta situación puso al descubierto los conflictos sociales latentes. Estas tensiones se unen a la frusrtación de la burguesía liberal con el sistema político, inalterado desde el Congreso de Viena, que limitaba la libertad de expresión y la movilidad social.
En Francia, la insurrección, protagonizada por sectores pequeño-burgueses, obreros y estudiantes forzó la abdicación de Luis Felipe y la proclamación de la IIª República bajo un régimen de acusado matiz social que implementó las siguientes medidas: sufragio universal masculino (frente al censitario), libertad de prensa, libertad de asociación y derecho al trabajo.
El gobierno provisional contó por primera vez con miembros socialistas (Louis Blanc) que implantó la jornada laboral de 10 horas. Además, con el fin de mitigar el paro obrero (más de 100.000 desempleados solo en el distrito de París) fueron creados los Talleres Nacionales, impulsados desde el Estado, si bien constituyeron un fracaso y fueron clausurados tras pocos meses de funcionamiento.
En junio la revolución se radicalizó y la pequeña burguesía que había estado del lado de las clases obreras se alió con la alta burguesía. La lucha contra el absolutismo se transformó en una lucha interclasista entre burgueses y obreros que se saldó con una fuerte represión (más de 1.500 ejecutados).
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Ernest Meissonier fue testigo directo de los sucesos de junio de 1848 ya que prestaba sus servicios en la Guardia Nacional junto al ejército que se encargaba de sofocar la sublevación popular. Quedó impresionado por los efectos de la represión: “He asistido al acontecimiento con todo su horror, soy testigo de la matanza de los revoltosos, cuyos cadáveres cubrían el adoquinado mientras su sangre teñía el suelo de rojo”.
En primer plano salta a la vista el cadáver vestido con los colores nacionales (azul, blanco y rojo), símbolo de una nación desgarrada por la guerra civil. Meissonier narra la muerte con realismo, sin actos heroicos.
Buenas tardes. De esta obra de Mesonnier, existen al menos dos versiones. Una primera acuarela que está en el Museo d' Orsay, que es la ilustra este post, y una segunda versión que es un óleo que está en el Museo del Louvre. El título de la primera es 'La Barricade', y la de la segunda versión es 'La Barricade, rue de la Mortellerie, juin 1848'. Un saludo.
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