La toma del cementerio de Solferino, Eleuterio Pagliano, 1866. Museo del Risorgimento, Milán. |
El 24 de junio de 1859, las tropas francesas y piamontesas derrotaron a los austríacos en Solferino, en el sur del Lago de Garda. La batalla fue un baño de sangre, pero abrió a Italia las puertas de la unidad.
"El sol del 25 de junio iluminó uno de los espectáculos más espantosos que pueda ofrecer la imaginación", anotaba Henry Dunant poco después de la batalla. El escenario descrito por el empresario ginebrino tenía matices apocalípticos.
Henry Dunant quedó profundamente consternado por lo que vio. Para evacuar ese traumatismo, escribió algún tiempo después de la batalla un libro destinado a hacerse famoso y a dar impulso a la creación de la Cruz Roja. Una Recuerdos de Solferino es un testimonio sobre los horrores de la guerra, un testimonio que siglo y medio más tarde, no ha perdido nada de su dramatismo.
La presencia de Henry Dunant en el campo de batalla de Solferino fue el fruto del azar. No así la impresión que los combates hicieron en él. La batalla de Solferino fue en efecto, una de las mayores batallas del Siglo XIX.
Según las estimaciones más prudentes, por lo menos 230.000 soldados se encontraban bajo las banderas del Imperio Francés, del Imperio Austríaco y del Reino de Piamonte. La batalla, que tiene lugar sobre un frente de una quincena de kilómetros, duró más de doce horas.
"Sin Solferino, la expedición de Garibaldi en Sicilia y la unificación del país habrían sido impensables", observa Costantino Cipolla. "La batalla fue el punto de partida la Unidad italiana. A partir de allí, ya no era posible volver atrás".
Napoleon III en la batalla de Solferino, Jean-Louis-Ernest Meissonier. | 1863. |
Curiosamente, Solferino fue también una de las últimas batallas donde estuvieron presentes - en calidad de comandantes supremos de las tropas - los soberanos de las potencias en guerra: Napoléon III por Francia, Francisco-José I por Austria y Victor-Emmanuel II por el Piamonte.
"Su presencia fue una especie de broma de la Historia", anota el sociólogo Cipolla. "Victor-Emmanuel se encontraba a 4-5 kilómetros de la batalla y fumaba un puro. Francisco-José también estaba lejos de los combates. Sólo Napoléon III estaba al alcance de los tiros de los cañones, a tal punto, que algunas de sus ayudas de campo fueron heridos".
Henry Dunant |
Gracias a la pluma de Henry Dunant, Solferino marcó también otro momento culminante. "Desde esa época, la guerra ya no es leída únicamente como un momento de gloria, de victoria. Con Dunant, la guerra comenzó a ser considerada desde el punto de vista de las víctimas".
En este enlace puedes leer algo más sobre la batalla y ver armas y uniformes de la época. Interesante. (En inglés).
Y ahora un corto documental sobre la fundación de la Cruz Roja.
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