Durante el movimiento en favor la unificación italiana, entre 1830 y 1860, se popularizó en Italia la proclama ¡Viva Verdi!, que tenía un doble sentido. Por un lado, aclamaba al famoso compositor, convertido en símbolo del Risorgimiento y de la unidad nacional gracias a sus óperas y a su compromiso político. Pero, por otra parte, funcionaba, especialmente en la zona norte ocupada por los austríacos, como un acrónimo ( Viva Vittorio Emmanuele Rey de Italia), que exaltaba a este monarca, garante de la unidad nacional y del constitucionalismo político.
Entre sus óperas “nacionalistas” hemos de destacar Nabucco (1842), ya que el público identificará rápidamente la historia de los judíos prisioneros y el rey de Babilonia con su propio cautiverio bajo el dominio austriaco. Incluso antes de su estreno en La Scala, toda la población milanesa ya conocía y cantaba el “Va pensiero” del coro de los esclavos judíos.
Para que veáis la alta capacidad simbólica del Va pensiero, un fragmento de la película Tango (1998), de Carlos Saura.
Aquí, el dolor que desprende la canción refleja la emigración de los europeos hacia Argentina.
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